Conferencia Episcopal: "No podemos callar ante casos de corrupción y extorsión"
(Audio y documento).- La XCVII Asamblea Plenaria de los Obispos de Bolivia fue inaugurada este jueves en la Casa Cardenal Maurer de la ciudad de Cochabamba. En la inauguración, Monseñor Oscar Aparicio señaló que "no podemos callar tampoco ante los casos de corrupción y extorsión que
nos dejan perplejos y que se van destapando de forma progresiva. Es una
verdadera pena que las esperanzas que tenía el pueblo boliviano, en una
forma diferente de gobernar con honestidad, se vayan desmoronando poco a
poco".
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La Conferencia Episcopal de Bolivia también difundió un comunicado, con el discurso de Monseñor Aparicio
"La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús" (EG, 1)
Quiero
comenzar citando estas palabras de la EVANGELII GAUDIUM de Su Santidad
el Papa Francisco, porque esta exhortación Apostólica se ha convertido
en el programa pastoral del Papa y en el desafío que todos debemos
asumir en los próximos años: que el Evangelio de Jesucristo sea nuestra
alegría y que esta alegría sea contagiosa para todo el mundo.
Saludo
de todo corazón a mis hermanos Obispos y a todos los colaboradores que
están presentes en esta XCVIl (nonagésima séptima) Asamblea, adelantada
al mes de Marzo para facilitar la participación en el extraordinario
evento que nos llena de alegría y por el que también agradecemos al
Santo Padre: la próxima canonización de los Beatos Juan XXIII y Juan
Pablo 11 que serán para todos nosotros como pastores, ejemplos de
santidad en el ejercicio del ministerio pastoral.
En esta ocasión,
nos embarga una tristeza profunda por el estado de salud en que se
encuentra nuestro hermano Möns. Tito Solari, Arzobispo de Cochabamba,
cuya presencia la extrañamos en esta Asamblea a la que él asistió de
forma puntual durante tantos años y siempre con tan valiosos aportes
para nuestra reflexión. Tenemos noticias más alentadoras sobre su salud
en estos días y, sobre todo, un testimonio de alegría y confianza en
Dios por su parte que nos deja una experiencia de mucha paz, en medio
del dolor. Estos días seguiremos orando por él y estará muy presente
espiritualmente y, ojalá, esté con nosotros en próximas asambleas.
Hacemos
nuestro el mensaje de Cuaresma del Santo Padre en el que nos invita a
seguir el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, "quien siendo rico, por
nosotros se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza". El Hijo
eterno de Dios, igual en potencia y gloria con el Padre, se ha hecho
pobre; para estar al lado de cada uno de nosotros. Es un gran misterio
la encarnación de Dios; un misterio que revela el amor divino, un amor
que es gracia, generosidad, un deseo de estar próximo a los seres
humanos, que nos arrastra también a nosotros hacia los hermanos; nos
lleva a darnos y sacrificarnos por las creaturas, viviendo en una
verdadera caridad.
El Señor nos permite prepararnos para la Pascua,
en esta cuaresma, para celebrar todo lo que Cristo ha hecho por
nosotros. No para celebrar nuestras obras, sino la gran obra de la
salvación en Cristo que nos ha pasado de la muerte a la vida.
Dejemos
de lado nuestras caretas del carnaval que, siendo sinceros, son a veces
la excusa para sobrepasar límites morales. Cuantas veces el carnaval
lleva a la promiscuidad, la violencia y un egoísmo inaudito, que se
contradice con las enseñanzas del Evangelio y, desde luego, con la vida
que vivió nuestra madre María, ia Virgen, invocada como Mamita del
Socavón. La religión que el Señor Jesús quiere y la Iglesia enseña, no
está reñida con la fiesta y el gozo, pero no es egoísta e insolidaria.
Por cierto, desde aquí nos unimos a todos los hermanos afectados por los
accidentes, imprudencias y violencia del último carnaval y, en
especial, oramos por las víctimas mortales, que Dios los tenga en su
gloria.
Permítanme, de manera muy fraternal, enviar a nuestro
Cardenal Julio Terrazas un gran saludo y nuestras oraciones por su
salud. Le animamos en su misión al servicio de la Santa Sede y a
continuar acompañando el ministerio de los obispos de Bolivia como
ejemplo para todos y Presidente Honorario.
Saludo también a nuestro
querido Nuncio Apostólico, Möns. Giambattista Diquattro, representante
de la Santa Sede para nuestro país, quien, nos hace sentir la comunión
con el Santo Padre, el Papa Francisco, y a su vez nos anima aún más a
trabajar por la unidad de la Iglesia.
Doy la bienvenida de forma muy especial a los nuevos Obispos electos
por la Santa Sede, como ser a Mens. Waldo Barrionuevo, Obispo Auxiliar
Electo del Vicariato Apostólico de Reyes, a Möns. Aurelio Pesoa y Jorge
Saldías, obispos auxiliares electos de la Arquidiócesis de La Paz, Su
elección es un signo de que Dios va conduciendo a su Iglesia, suscitando
pastores para su rebaño, según su corazón. Los animo, en este inicio de
su ministerio episcopal, a ir construyendo una Iglesia en Bolivia,
capaz de responder a los desafíos de este nuevo tiempo.
Agradezco al
Santo Padre por estos nombramientos que enriquecen nuestra Iglesia
boliviana y por el gesto de hace pocos días de llamar personalmente
felicitando al Arzobispo de La Paz, un gesto de cercanía e interés por
nuestra Iglesia.
Pido por todos y cada uno de nuestros hermanos,
sobre todo, por los enfermos y los que nos han precedido en la fe y
viven ya en la Casa del Padre y son nuestros protectores, siempre
velando por nosotros ante el Padre Celestial.
El acontecimiento que
resaltó en este año y nos preocupa a todos ha sido el de las lluvias
torrenciales y desborde de ríos que mantienen inundado la mitad de
nuestro territorio. Miles de familias se han quedado sin techo, sin
cosechas; algunos incluso han perdido seres queridos, otros perdieron
sus posesiones. Muchas familias se sienten desprotegidas y abandonadas.
Nuestra Iglesia se ha movilizado dando muestras de generosidad y
solidaridad. El mensaje del Santo Padre para la cuaresma y su personal
gesto de solidaridad, debe hacerse realidad en nuestras vidas. Somos
invitados, como Jesucristo, a hacernos pobres, a la solidaridad. Que
esta cuaresma sea también tiempo para la limosna solidaria con los
hermanos que sufren víctimas de los desastres naturales. Especialmente
las autoridades en todos los niveles del Estado Plurinacional, están
llamados a ser especialmente sensibles al dolor de tantos compatriotas,
ya que ellos administran lo que es de todos y tienen en sus manos el
poder de decidir. Lo primero es aliviar la necesidad de los hermanos que
se encuentran en situación de desastre y desatención y no hay ningún
otro interés que pueda anteceder a este deber primero.
El Santo Padre
Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos llama a
escuchar de forma nueva y renovada el clamor de los pobres: "Cada
cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios
para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan
integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y
atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo".(EG,187)
El
Santo Padre, nos está llamando, además, en su Exhortación a un renovado
espíritu evangelizador: "Ser Iglesia es ser Pueblo de Dios, de acuerdo
con el gran proyecto de amor del Padre. Esto implica ser el fermento de
Dios en medio de la humanidad. Quiere decir anunciar y llevar la
salvación de Dios en este mundo nuestro, que a menudo se pierde,
necesitado de tener respuestas que alienten, que den esperanza, que den
nuevo vigor en el camino. La Iglesia tiene que ser el lugar de la
misericordia gratuita, donde todo el mundo puede sentirse acogido,
amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del
Evangelio"(EG,114). La Evangelización, si bien es tarea de los pastores,
en cuanto a su organización institucional, es por excelencia obra de un
pueblo que peregrina hacia Dios y que experimenta la salvación y el
perdón que Dios nos ofrece.
Aprovecho para anunciar a la Iglesia de
Bolivia que nuestro país ha sido elegido como sede del CAM 5 COMLA 10,
Congreso Misionero Latinoamericano a realizarse el año 2018 en Santa
Cruz, que reunirá a miles de participantes de todo el continente
americano y que ha de servir para renovar el espíritu misionero de toda
nuestra iglesia.
El acontecimiento político que marca este año es el
ser un año electoral. Hacemos votos para que no sean los intereses
partidarios, electorales e individualistas, los que marquen las
decisiones de la contienda, sino el interés de todos los pobladores de
nuestra patria. Haremos un acto de confianza en que es posible que
tengamos un año electoral en el que se busque el desarrollo verdadero y
la justicia para nuestro pueblo. Un año en que seamos capaces de
convivir respetando los derechos de los diferentes, aunque sean de la
oposición; que sea posible discutir propuestas para el bien de los
bolivianos sin acudir a la trampa y a la descalificación mutua; un
tiempo nuevo en que, como afirma el profeta.
Isaías sea posible "que
el lobo habite con el cordero, el leopardo junto al cabrito, el ternero
junto al león, la vaca y la osa juntas..." (Is 11,6-7). Ojalá tengamos
un año electoral de respeto, propuestas de avance, justicia y democracia
verdaderas. Como Iglesia estaremos atentos para, en el momento preciso,
hacer escuchar nuestra voz en nombre de este pueblo de Dios junto a
quien caminamos y que merece días mejores y la honestidad de sus
autoridades que serán elegidas en las urnas. La voz de los pastores de
la Iglesia no debe callar cuando lo reclama el bien común o la defensa
de los derechos básicos, también, como hemos hecho recientemente, para
defender el derecho a la vida desde la concepción hasta su fin natural.
No
podemos callar tampoco ante los casos de corrupción y extorsión que nos
dejan perplejos y que se van destapando de forma progresiva. Es una
verdadera pena que las esperanzas que tenía el pueblo boliviano, en una
forma diferente de gobernar con honestidad, se vayan desmoronando poco a
poco. Como sociedad, medios de comunicación, autoridades, organismos de
justicia y la misma Iglesia, no podemos quedar tranquilos ante una
situación social de desconfianza y corrupción. Hemos de hacer todo lo
que esté de nuestra parte para que brille la verdad, ya que como afirma
el evangelista Juan: "la verdad les hará libres" ( Jn 8,32)
Les
invito, hermanos obispos, a acometer con buen ánimo y confiados en el
Espíritu del Señor, los importantes temas que trataremos en esta
Asamblea.
La reflexión sobre la Pastora Indígena, más necesaria en
este momento de nuestra historia nacional y ante el próximo congreso de
teología India que se celebrará en nuestro país, nos debe ayudar a
buscar juntos líneas que nos ayuden a impulsar esta pastoral en el marco
de la Misión Permanente.
La reflexión sobre el acontecimiento del V°
Congreso Eucaristico que celebraremos el 2015 en Tarija centrará
también nuestra reflexión de pastores. Que la Eucaristía sea de verdad
"fuente y culmen" (LG,11) de toda nuestra vida y nuestra actividad y
alimente la renovación misionera a la que somos llamados en este tiempo y
la vida de nuestros presbíteros, con los que también nos encontraremos
en esta Asamblea.
En esta Asamblea aprobaremos el nuevo Enfoque y
Directrices pastorales de la Conferencia para el quinquenio 2014-2018,
inspirado en la urgente llamada a Evangelizar que nos hace el Papa.
Salir a las periferias, siguiendo el ejemplo y la metodología de diálogo
que usó el mismo Cristo en su acompañamiento a los Discípulos de Emaus,
será el marco iluminador de la salida misionera que todos debemos hacer
en nuestras actividades pastorales. No será fácil, ya que la inercia
pastoral de siglos nos tiene demasiado anclados en una pastoral de
mantenimiento y hay muchas resistencias personales y estructurales para
pasar a una pastoral decididamente misionera. No podremos realizar este
paso sin una profunda conversión pastoral y sin confianza en el Espíritu
del Señor que movilizó a su Iglesia en Pentecostés y nos moviliza
también a nosotros.
Sin profunda oración y confianza en el Espíritu
no podemos realizar esta tarea. Por tanto, renovemos nuestra confianza
en la acción del Espíritu del Señor Jesús que continúa presente en su
Iglesia y nos sorprende continuamente y pongamos nuestra Asamblea bajo
la protección y amparo de aquella que oró con los apóstoles en la espera
de un nuevo Pentecostés y ora también, hoy, con nosotros, los que sin
méritos hemos sido llamados a ser sucesores de aquellos mismos Apóstoles
de Cristo.
Muy queridos hermanos. Dios bendiga los trabajos de esta nonagésima séptima Asamblea y a todos nosotros.
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