¿Por que llueve en Bolivia? La ONG Lidema da una explicación técnica

(Documento).- 18/02/2014.- “Solamente interpretando la fenomenología climática” responderemos a lo que está en el continente respecto a las lluvias, señala José Lorini, presidente de la Liga de Defensa del Ambiente (Lidema).

Las actuales precipitaciones son el resultado del ciclo hidrológico generado por una dinámica energética, la misma que tiene su origen en el aporte de la radiación solar, gracias a la atmósfera terrestre, que se comporta como un inmenso procesador térmico, quedamos protegidos de la disipación total de esa energía al espacio exterior.

Nuestro continente, dice Lorini, -al estar rodeado de los océanos Pacífico y el Atlántico- es privilegiado en obtener masas de aire húmedo, según la época del año.

El calentamiento global generó la elevación de la temperatura promedio del planeta entre 0,5 ºC y 1 ºC, con la consecuencia del aumento de la evaporación de los océanos y mayor presencia de nubes cargadas de mayor cantidad de agua, la misma que se descarga al condensarse y formar la lluvia.

En Bolivia interactúan dos centros de baja presión (atraen vientos), uno de ellos (Zona de Convergencia Intertropical - ITC) se moviliza según la época del año, en verano llega hasta el pleno territorio de Bolivia, atrayendo vientos de la Amazonia y el sudeste del continente (surazos); el otro centro es del Chaco Central que atrae vientos de ambos La rotación terrestre hacia el Este, el reciclaje de agua en el bosque de la Amazonía (cada árbol según la especie, puede transpirar entre 400 a 700 litros de agua, para formar 1 kg de materia orgánica seca) y las nubes cargadas de mayor humedad, confluyen en el territorio de Bolivia, la cordillera oriental se comporta como barrera orográfica, haciendo que se formen lluvias orográficas en las zonas altas de la cordillera, dichas aguas bajan a los valles y zonas planas a través de los ríos de la vertiente oriental.

La generación de las inundaciones 
Es natural que al existir nubes cargadas de mayor contenido de humedad, como consecuencia del calentamiento global y la evaporación creciente en los océanos, las lluvias se incrementan, a situaciones incontrolables, en grandes superficies bajas de nuestro territorio y de otros países de Suramérica.

Las propuestas de los tomadores de decisiones a nivel mundial, son totalmente absurdas porque no atacan a la causa -el efecto invernadero, producto de la industrialización, quema de bosques y del estilo de desarrollo Productivista- consumista en vigencia, se insiste en medidas “adaptativas” que, según la magnitud del problema, se convierten en simples “paliativos” y que son de altos costos económicos y sociales. Parece que la sociedad se encamina a aceptar la “solución por el desastre”, y que el impacto que se produce será a cambio de grandes pérdidas humanas y destrucción de infraestructuras e inversiones.

La presencia de El Niño y La Niña En la presente temporada de lluvias, los fenómenos El Niño y La Niña se encuentran neutrales y situados en el Pacífico ecuatorial de longitud media, es decir que no hay la influencia cercana de este proceso por lo que la dinámica de vientos a nivel de Sur América se encontraría en teoría en la medida de sus comportamientos y direccionalidad, explica el presidente de Lidema.

Pero los centros de presión, por el aumento de la temperatura es posible que estén ocurriendo variaciones en sus posicionamientos y determinan que los vientos tienen variación en su direccionalidad e intensidad, ante esta situación la ocurrencia de las lluvias estarían cambiando no solo en el volumen de agua caída, sino también en su distribución regional. Lorini acaba de visitar la frontera este de Bolivia y parte del pantanal brasileño (nacientes del río Paraguay) y observó poca agua en ese gran humedal.

Hasta que el ciclo estacional de verano termine hacia marzo y abril y las dinámicas térmicas se vayan enfriando en el hemisferio sur, conforme se suceda el otoño e invierno. La otra preocupación será para planificarla hacia el próximo año, manifestándose como país en los foros internacionales, acerca de “quién paga la factura”, de semejantes desastres climáticos y sociales, nuestro país en vías de un crecimiento esforzado, no puede seguir soportando mayores desgracias en sus poblaciones afectadas, puntualiza Lorini.

Con todo lo expuesto, queremos hacer presente un reconocimiento a los esfuerzos de las poblaciones afectadas y a los decisores nacionales para salvar en parte esta situación gravísima.

Inundaciones en el Beni (foto Ministerio de Comunicación)

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