Iglesia Católica denuncia peligroso crecimiento del narcotráfico
(Audio y Documento).- "La intromisión del narcotráfico en nuestro territorio parece crecer de forma amenazante para todos", afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia, Oscar Aparicio, al inaugurar la conferencia de obispos en la ciudad de Cochabamba.
A continuación el texto del discurso y el audio al final del texto:
A continuación el texto del discurso y el audio al final del texto:
DISCURSO DE MONS. OSCAR APARICIO, PRESIDENTE DE LA CEB, EN LA INAUGURACIÓN DE LA XCVI ASAMBLEA DE OBISPOS
Noviembre 2013
Muy queridos hermanos obispos, estimados colaboradores de la Conferencia Episcopal Boliviana y representantes de los diversos sectores del Pueblo de Dios, presentes en esta XCVI (nonagésima sexta) Asamblea de los Obispos, miembros de los medios de comunicación y, a través de ustedes, saludo también a todos los que formamos parte de este hermoso y querido país, lleno de posibilidades de futuro.
Permítanme también enviar desde aquí mis más sentidas condolencias, en nombre de todos los obispos, a los familiares de las víctimas del accidente aéreo de Riberalta y asegurarles, en estos días, nuestro recuerdo en la celebración de la Eucaristía, junto a nuestra solidaridad y cariño.
Hace poco hemos celebrado la fiesta de “todos los santos” y también conmemorado a “los fieles difuntos”, los que caminaron por este mundo, trabajando, entregando su vida, luchando por dejarnos una herencia que hemos recibido como don y tarea de construir una Patria en justicia para todos. Los hemos recordado con agradecimiento y espíritu de oración, intercediendo por su salvación, tanto desde las valiosas tradiciones recibidas, como desde lo que la fe cristiana nos ha enseñado. Hemos tenido la oportunidad de volver a reflexionar sobre la realidad mortal del ser humano, que nos invita a vivir la vida con seriedad, intensidad y relativizando los bienes terrenos. Lamentablemente, también hemos asistido estos días a esa especie de teatro carnavalesco, que nos está invadiendo desde hace algunos años, con motivos comerciales y que banaliza, no toma en serio la realidad humana de la muerte y, se podría afirmar que, hasta insulta los sentimientos de nuestro pueblo, que sabe perfectamente manifestar con sus tradiciones propias la realidad antropológica de la muerte.
Como siempre y de manera muy especial, permítanme enviar a nuestro querido Cardenal Julio Terrazas un sentido y fraternal saludo, en nombre de todos, y nuestras oraciones por su salud, a quien por mucho tiempo presidió nuestras asambleas de la Conferencia Episcopal Boliviana con una impecable integridad y defendiendo incondicionalmente a nuestra amada Iglesia y a nuestra patria. Esta ocasión, como siempre, sentimos su presencia espiritual en nuestra Asamblea, especialmente a través del saludo que nos ha enviado, y reiteramos nuestro respeto hacia quien es nuestro presidente honorario. Agradecemos al Santo Padre, que le ha concedido un merecido descanso, aceptando su renuncia al gobierno de la Arquidiócesis de Santa Cruz. Sabemos, además, que pronto se reunirá de nuevo en audiencia con su Santidad, y tendrá ocasión de transmitirle las alegrías y preocupaciones de nuestra Iglesia en Bolivia.
Expresamos otro gran saludo a nuestro querido Nuncio Apostólico, Mons. Giambattista Diquattro, representante de la Santa Sede para nuestro país, quien, con su presencia, nos ayuda a sentir la comunión con el Santo Padre, el Papa Francisco, y a su vez nos anima aún más a trabajar por la unidad de la Iglesia.
Saludo, de igual forma, a los nuevos Obispos ordenados en este periodo: Mons. Eugenio Coter, Obispo Vicario Apostólico de Pando y Mons. Percy Galván, Obispo Prelado de Corocoro, que son un signo de cómo Dios va conduciendo a su Iglesia, suscitando pastores para su rebaño. Los animo, en este inicio de su ministerio episcopal, a ir construyendo una Iglesia en Bolivia, capaz de responder a los desafíos de hoy y a integrarse con espíritu fraternal en la comunión episcopal.
Quiero Saludar y celebrar también, las nuevas responsabilidades de nuestros hermanos Obispos: Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra y Mons. Eugenio Scarpellini. Obispo de la Diócesis de El Alto, nuevamente les reiteramos nuestro apoyo y recuerden que no están solos en el ejercicio de la alta responsabilidad a la que nuestro Señor los ha llamado.
Además debo expresar un profundo agradecimiento y reconocimiento a nuestro hermano Mons. Angel Gelmi, cuya renuncia como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba, ha sido aceptada también por el Santo Padre, a los nuevos eméritos, Mons. Luis Casey y Mons. Toribio Ticona y, en ellos, a todos los Obispos que han dado su vida sirviendo a este pueblo.
Pido por todos y cada uno de nuestros hermanos, sobre todo, por los enfermos y los que nos han precedido en la fe y viven ya en la Casa del Padre, especialmente en este periodo recuerdo el fallecimiento de nuestros hermanos Mons. Ademar Esquivel, Obispo Emérito de Tarija y Mons. René Fernández, Arzobispo Emérito de Cochabamba, ellos se convierten en nuestros protectores, siempre velando por nosotros ante el Padre Celestial.
Por otro lado, es cierto que vivimos tiempos cada vez más difíciles en los que preocupa el nivel de violencia que va creciendo y el desprecio por la vida humana, que tiene como base el afán de buscar intereses personales y bienes de la tierra. Este problema requiere nuestra participación activa, movidos por el amor a los hermanos.
Claro ejemplo de lo que expreso es el hecho ocurrido en la localidad paceña de Apolo. La Conferencia Episcopal Boliviana ha hecho público un comunicado, el 23 de octubre, en el que declaramos que “la mejor respuesta a estos graves hechos es una investigación profunda e imparcial, a ser posible con la participación de instituciones de la sociedad civil que velan por la defensa de los derechos fundamentales de las personas, para establecer la verdad de los acontecimientos y sus responsables, a fin de asegurar las sanciones adecuadas y que estos acontecimientos no se repitan en el futuro”.
El comunicado al que me refiero continúa afirmando: “Constataciones de nuestra realidad, autoridades y medios de comunicación dan cuenta de la relación de estos hechos con el narcotráfico. Por nuestra parte, como ya lo hemos expresado en anteriores ocasiones, denunciamos el peligroso crecimiento de este mal que amenaza con socavar las estructuras de la sociedad sembrando dolor y muerte”.
Hechos como éste reclaman de forma ineludible una mayor participación de la sociedad civil y un respeto a la institucionalidad, Constatan la evidencia de lo que venimos denunciando desde hace tiempo: la intromisión del narcotráfico en nuestro territorio parece crecer de forma amenazante para todos.
El narcotráfico, así como la producción de cocaína, al ser actividades que se lucran de la muerte, están en contra de los principios básicos de la moral y la ética que nos van empujando a una espiral de violencia y muerte con efectos perversos, que no pueden ser ignorados o permitidos en una sociedad, porque ella misma comenzará a sufrir las consecuencias de este círculo inmoral y mortal.
Quiero resaltar también un acontecimiento eclesial que se llevó a cabo en la ciudad de La Paz: el Encuentro de Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile y Perú, donde constatamos que, como afirma el documento de Aparecida, “la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura nos han unido definitivamente en el camino de la historia”. “Somos una unidad geográfica y cultural que la gente de nuestros pueblos sabe reconocer y expresar a través de tantos signos de integración, relaciones interpersonales y muestras de religiosidad popular que traspasan las fronteras y que son una lección que estos días hemos constatado e intentado aprender y practicar”.
“La realidad de la unidad, que se muestra en los deseos e intentos de integración regional, no siempre coronados por el éxito, nos hace constatar también que “se trata de una unidad desgarrada porque atravesada por profundas dominaciones y contradicciones, es todavía incapaz de incorporar en sí “todas las sangres” y de superar la brecha de estridentes desigualdades y marginaciones”.
“Hemos renovado en este encuentro nuestro compromiso de fomentar la integración de nuestros tres países desde nuestra misión pastoral propiciando, entre otras cosas, que las universidades católicas impulsen en sus estudios e investigaciones la cultura del encuentro”.
Al finalizar dicho encuentro, en el contexto de la Misión Permanente y bajo el impulso del Santo Padre Francisco, nos hemos sentido llamados, como pastores de la Iglesia, a construir la unidad, siguiendo el deseo de Cristo: “Padre, que todos sean uno” (Jn 17,21) e invitamos a todos los católicos y personas de buena voluntad de nuestros países: políticos, empresarios, profesores, profesionales y a cada uno en particular, a ejercer nuestra responsabilidad como instrumentos de integración, justicia y unidad entre nuestros pueblos. (Cfr. Comunicado conjunto de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Perú, Chile)
Doy gracias a Dios por el kairós que nuestra Iglesia está viviendo, a través del don del Papa Francisco, cuya vitalidad y novedad hemos constatado en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. En esta Asamblea profundizaremos en el discurso que pronunció a los Obispos del CELAM en la misma ciudad.
Como Iglesia de Bolivia también estamos seriamente comprometidos en la renovación de nuestra pastoral, a la luz de la Misión Permanente, como lo indican las fecundas actividades que se han realizado en este periodo: Encuentro de Parroquia Misionera, Entrenamiento Nacional del Curso Alpha, Congresos Misioneros regionales y nacional, II Congreso Nacional de Seminaristas, elaboración de catequesis para niños, jóvenes y adultos, siguiendo el itinerario formativo elaborado por la Conferencia Episcopal, entre otros.
La nonagésima sexta Asamblea (XCVI) Plenaria de los Obispos de Bolivia se inscribe en este contexto de vitalidad renovada que el Espíritu Santo está realizando en nuestra Iglesia. Tiene, por tanto, una singular importancia, ya que en ella aprobaremos los Enfoques y Directrices pastorales para nuestra Iglesia de Bolivia para el periodo 2014-2018. Buscar juntos líneas pastorales comunes nos compromete a escuchar lo que el Espíritu Santo está diciendo en este momento a su Iglesia y a crecer, todavía más, en comunión fraterna entre todos.
Tendremos ocasión de comenzar el estudio del cuestionario para el Sínodo de la Familia que ha sido enviado por la Santa Sede para analizar la realidad de las familias del país e impulsar nuestra pastoral familiar y el acompañamiento a cada familia en su problemática particular. Toda familia, en cualquier situación, no debe sentirse excluida de la familia de familias que es la Iglesia, sino debe sentirla como madre y compañera en el camino hacia la casa del Padre.
Aprovecho para invitar a todos a participar en la solemne clausura del Año de la Fe que celebraremos en la catedral de Cochabamba el próximo Domingo y en todas las jurisdicciones eclesiales y parroquias el Domingo 24, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Agradecemos al Papa Emérito, Benedicto XVI por esta iniciativa que nos ha ayudado a todos a agradecer y celebrar con más profundidad la belleza del don de nuestra fe cristiana.
Nos pondremos también a orar y escuchar al Espíritu para poder fomentar la pastoral vocacional en nuestra Iglesia, haciendo lo que esté de nuestra parte y, sobre todo, “orando al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc 10,2). Aprovecho para recordar a todo el Pueblo de Dios, presbíteros, religiosos y religiosas, catequistas, familias cristianas, profesores de religión, etc., la responsabilidad de todos en esta pastoral, consistente en fomentar la generosidad y la escucha a la llamada de Dios en los jóvenes.
Pido a Dios, a Cristo su Hijo, a su Santísima Madre y al Espíritu divino que nos acompañen en esta Asamblea para que, abiertos a su presencia y a su acción, demos fruto abundante en nuestra tarea de pastores de la Iglesia en Bolivia. Él nos bendiga y acompañe.
Mons. Oscar Aparicio Céspedes
Obispo CastrensePresidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia
Permítanme también enviar desde aquí mis más sentidas condolencias, en nombre de todos los obispos, a los familiares de las víctimas del accidente aéreo de Riberalta y asegurarles, en estos días, nuestro recuerdo en la celebración de la Eucaristía, junto a nuestra solidaridad y cariño.
Hace poco hemos celebrado la fiesta de “todos los santos” y también conmemorado a “los fieles difuntos”, los que caminaron por este mundo, trabajando, entregando su vida, luchando por dejarnos una herencia que hemos recibido como don y tarea de construir una Patria en justicia para todos. Los hemos recordado con agradecimiento y espíritu de oración, intercediendo por su salvación, tanto desde las valiosas tradiciones recibidas, como desde lo que la fe cristiana nos ha enseñado. Hemos tenido la oportunidad de volver a reflexionar sobre la realidad mortal del ser humano, que nos invita a vivir la vida con seriedad, intensidad y relativizando los bienes terrenos. Lamentablemente, también hemos asistido estos días a esa especie de teatro carnavalesco, que nos está invadiendo desde hace algunos años, con motivos comerciales y que banaliza, no toma en serio la realidad humana de la muerte y, se podría afirmar que, hasta insulta los sentimientos de nuestro pueblo, que sabe perfectamente manifestar con sus tradiciones propias la realidad antropológica de la muerte.
Como siempre y de manera muy especial, permítanme enviar a nuestro querido Cardenal Julio Terrazas un sentido y fraternal saludo, en nombre de todos, y nuestras oraciones por su salud, a quien por mucho tiempo presidió nuestras asambleas de la Conferencia Episcopal Boliviana con una impecable integridad y defendiendo incondicionalmente a nuestra amada Iglesia y a nuestra patria. Esta ocasión, como siempre, sentimos su presencia espiritual en nuestra Asamblea, especialmente a través del saludo que nos ha enviado, y reiteramos nuestro respeto hacia quien es nuestro presidente honorario. Agradecemos al Santo Padre, que le ha concedido un merecido descanso, aceptando su renuncia al gobierno de la Arquidiócesis de Santa Cruz. Sabemos, además, que pronto se reunirá de nuevo en audiencia con su Santidad, y tendrá ocasión de transmitirle las alegrías y preocupaciones de nuestra Iglesia en Bolivia.
Expresamos otro gran saludo a nuestro querido Nuncio Apostólico, Mons. Giambattista Diquattro, representante de la Santa Sede para nuestro país, quien, con su presencia, nos ayuda a sentir la comunión con el Santo Padre, el Papa Francisco, y a su vez nos anima aún más a trabajar por la unidad de la Iglesia.
Saludo, de igual forma, a los nuevos Obispos ordenados en este periodo: Mons. Eugenio Coter, Obispo Vicario Apostólico de Pando y Mons. Percy Galván, Obispo Prelado de Corocoro, que son un signo de cómo Dios va conduciendo a su Iglesia, suscitando pastores para su rebaño. Los animo, en este inicio de su ministerio episcopal, a ir construyendo una Iglesia en Bolivia, capaz de responder a los desafíos de hoy y a integrarse con espíritu fraternal en la comunión episcopal.
Quiero Saludar y celebrar también, las nuevas responsabilidades de nuestros hermanos Obispos: Mons. Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra y Mons. Eugenio Scarpellini. Obispo de la Diócesis de El Alto, nuevamente les reiteramos nuestro apoyo y recuerden que no están solos en el ejercicio de la alta responsabilidad a la que nuestro Señor los ha llamado.
Además debo expresar un profundo agradecimiento y reconocimiento a nuestro hermano Mons. Angel Gelmi, cuya renuncia como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba, ha sido aceptada también por el Santo Padre, a los nuevos eméritos, Mons. Luis Casey y Mons. Toribio Ticona y, en ellos, a todos los Obispos que han dado su vida sirviendo a este pueblo.
Pido por todos y cada uno de nuestros hermanos, sobre todo, por los enfermos y los que nos han precedido en la fe y viven ya en la Casa del Padre, especialmente en este periodo recuerdo el fallecimiento de nuestros hermanos Mons. Ademar Esquivel, Obispo Emérito de Tarija y Mons. René Fernández, Arzobispo Emérito de Cochabamba, ellos se convierten en nuestros protectores, siempre velando por nosotros ante el Padre Celestial.
Por otro lado, es cierto que vivimos tiempos cada vez más difíciles en los que preocupa el nivel de violencia que va creciendo y el desprecio por la vida humana, que tiene como base el afán de buscar intereses personales y bienes de la tierra. Este problema requiere nuestra participación activa, movidos por el amor a los hermanos.
Claro ejemplo de lo que expreso es el hecho ocurrido en la localidad paceña de Apolo. La Conferencia Episcopal Boliviana ha hecho público un comunicado, el 23 de octubre, en el que declaramos que “la mejor respuesta a estos graves hechos es una investigación profunda e imparcial, a ser posible con la participación de instituciones de la sociedad civil que velan por la defensa de los derechos fundamentales de las personas, para establecer la verdad de los acontecimientos y sus responsables, a fin de asegurar las sanciones adecuadas y que estos acontecimientos no se repitan en el futuro”.
El comunicado al que me refiero continúa afirmando: “Constataciones de nuestra realidad, autoridades y medios de comunicación dan cuenta de la relación de estos hechos con el narcotráfico. Por nuestra parte, como ya lo hemos expresado en anteriores ocasiones, denunciamos el peligroso crecimiento de este mal que amenaza con socavar las estructuras de la sociedad sembrando dolor y muerte”.
Hechos como éste reclaman de forma ineludible una mayor participación de la sociedad civil y un respeto a la institucionalidad, Constatan la evidencia de lo que venimos denunciando desde hace tiempo: la intromisión del narcotráfico en nuestro territorio parece crecer de forma amenazante para todos.
El narcotráfico, así como la producción de cocaína, al ser actividades que se lucran de la muerte, están en contra de los principios básicos de la moral y la ética que nos van empujando a una espiral de violencia y muerte con efectos perversos, que no pueden ser ignorados o permitidos en una sociedad, porque ella misma comenzará a sufrir las consecuencias de este círculo inmoral y mortal.
Quiero resaltar también un acontecimiento eclesial que se llevó a cabo en la ciudad de La Paz: el Encuentro de Conferencias Episcopales de Bolivia, Chile y Perú, donde constatamos que, como afirma el documento de Aparecida, “la misma geografía, la fe cristiana, la lengua y la cultura nos han unido definitivamente en el camino de la historia”. “Somos una unidad geográfica y cultural que la gente de nuestros pueblos sabe reconocer y expresar a través de tantos signos de integración, relaciones interpersonales y muestras de religiosidad popular que traspasan las fronteras y que son una lección que estos días hemos constatado e intentado aprender y practicar”.
“La realidad de la unidad, que se muestra en los deseos e intentos de integración regional, no siempre coronados por el éxito, nos hace constatar también que “se trata de una unidad desgarrada porque atravesada por profundas dominaciones y contradicciones, es todavía incapaz de incorporar en sí “todas las sangres” y de superar la brecha de estridentes desigualdades y marginaciones”.
“Hemos renovado en este encuentro nuestro compromiso de fomentar la integración de nuestros tres países desde nuestra misión pastoral propiciando, entre otras cosas, que las universidades católicas impulsen en sus estudios e investigaciones la cultura del encuentro”.
Al finalizar dicho encuentro, en el contexto de la Misión Permanente y bajo el impulso del Santo Padre Francisco, nos hemos sentido llamados, como pastores de la Iglesia, a construir la unidad, siguiendo el deseo de Cristo: “Padre, que todos sean uno” (Jn 17,21) e invitamos a todos los católicos y personas de buena voluntad de nuestros países: políticos, empresarios, profesores, profesionales y a cada uno en particular, a ejercer nuestra responsabilidad como instrumentos de integración, justicia y unidad entre nuestros pueblos. (Cfr. Comunicado conjunto de las Conferencias Episcopales de Bolivia, Perú, Chile)
Doy gracias a Dios por el kairós que nuestra Iglesia está viviendo, a través del don del Papa Francisco, cuya vitalidad y novedad hemos constatado en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. En esta Asamblea profundizaremos en el discurso que pronunció a los Obispos del CELAM en la misma ciudad.
Como Iglesia de Bolivia también estamos seriamente comprometidos en la renovación de nuestra pastoral, a la luz de la Misión Permanente, como lo indican las fecundas actividades que se han realizado en este periodo: Encuentro de Parroquia Misionera, Entrenamiento Nacional del Curso Alpha, Congresos Misioneros regionales y nacional, II Congreso Nacional de Seminaristas, elaboración de catequesis para niños, jóvenes y adultos, siguiendo el itinerario formativo elaborado por la Conferencia Episcopal, entre otros.
La nonagésima sexta Asamblea (XCVI) Plenaria de los Obispos de Bolivia se inscribe en este contexto de vitalidad renovada que el Espíritu Santo está realizando en nuestra Iglesia. Tiene, por tanto, una singular importancia, ya que en ella aprobaremos los Enfoques y Directrices pastorales para nuestra Iglesia de Bolivia para el periodo 2014-2018. Buscar juntos líneas pastorales comunes nos compromete a escuchar lo que el Espíritu Santo está diciendo en este momento a su Iglesia y a crecer, todavía más, en comunión fraterna entre todos.
Tendremos ocasión de comenzar el estudio del cuestionario para el Sínodo de la Familia que ha sido enviado por la Santa Sede para analizar la realidad de las familias del país e impulsar nuestra pastoral familiar y el acompañamiento a cada familia en su problemática particular. Toda familia, en cualquier situación, no debe sentirse excluida de la familia de familias que es la Iglesia, sino debe sentirla como madre y compañera en el camino hacia la casa del Padre.
Aprovecho para invitar a todos a participar en la solemne clausura del Año de la Fe que celebraremos en la catedral de Cochabamba el próximo Domingo y en todas las jurisdicciones eclesiales y parroquias el Domingo 24, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Agradecemos al Papa Emérito, Benedicto XVI por esta iniciativa que nos ha ayudado a todos a agradecer y celebrar con más profundidad la belleza del don de nuestra fe cristiana.
Nos pondremos también a orar y escuchar al Espíritu para poder fomentar la pastoral vocacional en nuestra Iglesia, haciendo lo que esté de nuestra parte y, sobre todo, “orando al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc 10,2). Aprovecho para recordar a todo el Pueblo de Dios, presbíteros, religiosos y religiosas, catequistas, familias cristianas, profesores de religión, etc., la responsabilidad de todos en esta pastoral, consistente en fomentar la generosidad y la escucha a la llamada de Dios en los jóvenes.
Pido a Dios, a Cristo su Hijo, a su Santísima Madre y al Espíritu divino que nos acompañen en esta Asamblea para que, abiertos a su presencia y a su acción, demos fruto abundante en nuestra tarea de pastores de la Iglesia en Bolivia. Él nos bendiga y acompañe.
Mons. Oscar Aparicio Céspedes
Obispo CastrensePresidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia
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https://www.dropbox.com/s/2b1tsknr6n4t3bx/oscar%20aparicio-iglesia-reunion.mp3?m
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